Apoyo familiar cuando un ser querido vuelve a casa

by Sue Badeau, Justice for Families

Volviendo a casa. Regreso a casa. Palabras y frases que están cargadas de emoción incluso en los mejores momentos. Cuando un ser querido ha estado fuera de casa durante un periodo de tiempo considerable -ya sea por trabajo, universidad o servicio militar-, el regreso a casa está plagado de grandes expectativas, ansiedad y una emoción casi palpable. Todo el mundo ha cambiado. Sin embargo, en medio de todo este cambio se encuentra el amor inmutable e inalterable que la familia siente por los demás, un profundo sentido de pertenencia, una historia compartida y una identidad. Incluso en los mejores momentos, los regresos al hogar pueden descarrilarse en cualquier momento, ya que el agotamiento y la angustia acumulados durante la ausencia del ser querido se desbordan en estallidos involuntarios de ira, impaciencia o frustración.

Con todo lo que se ha perdido, todo lo que se ha llevado, todo lo que se ha dejado de decir durante el período de encarcelamiento de un ser querido, la reincorporación puede ser aún más difícil. Los padres y los miembros de la familia han vivido con sus propios miedos, la culpa, la vergüenza, la confusión y el aislamiento durante meses o años, mientras que su hijo, hija u otro ser querido se ha enfrentado a todo eso más el trauma diario infligido por el propio sistema. Yo soy miembro de una de esas familias, y en mi función, como Directora de Formación y Asistencia Técnica de Justice for Families, escucho a muchas otras a diario. Estamos abrumados, en modo de lucha, huida o congelación la mayor parte del tiempo, desconcentrados, asustados. Es más difícil pensar, resolver problemas o recordar nuestras propias necesidades de cuidado personal y seguir estando presentes para los miembros de la familia y hacer frente a las continuas demandas del sistema y de la comunidad incluso después de la reincorporación.

¿Qué es lo que más necesitan las familias como la nuestra para crear un camino de regreso a casa con éxito para su ser querido? ¿Qué necesitan estos jóvenes tan queridos, pero altamente traumatizados, para navegar con éxito por la vida en el exterior después de un período en el interior? ¿Qué hacen las familias y a dónde se dirigen cuando se sienten impotentes y desesperadas? ¿Estarán preparados y serán capaces de satisfacer las necesidades de todos cuando el joven vuelva a casa? ¿Cómo podemos mantener a todos a salvo? ¿Y si…? ¿Y si…?…

Estas son sólo algunas de las preguntas a las que se enfrentan las familias de los jóvenes que regresan a casa después de haber estado en un centro de detención juvenil o en el sistema penal para adultos. En el fondo, lo que más deseamos es que nuestros hijos vuelvan a casa, pero también estamos asustados y necesitamos ayuda para dar los siguientes pasos. Cada familia y cada joven son diferentes. No todos necesitamos las mismas cosas, pero todos necesitamos apoyo. Después de años de nuestras propias experiencias y de recorrer este camino con miles de otras familias en todo el país, aquí están nuestros cinco principales consejos sobre cómo las familias, las redes de apoyo y las comunidades pueden apoyar mejor a los jóvenes cuando se reincorporan a la vida del hogar y de la comunidad:

  1. Creer y animar — A pesar de lo que haya ocurrido antes y durante el período de separación de la familia y la detención de los jóvenes, creer que se quieren y que los jóvenes pueden y tendrán éxito en casa. Comunique esta creencia. Ofrezca palabras de esperanza y ánimo. Demuestre con su comportamiento que ve el éxito por delante para este joven y su familia. Con toda la negatividad a la que se enfrentan estas familias, lo que más necesitan es una familia y una comunidad de apoyo que les ofrezca optimismo, esperanza y ánimo genuinos. Hay abundantes pruebas de que la esperanza es la clave para mejorar la salud física y mental y el bienestar, que es la base de todos los demás pasos necesarios para el éxito de la reincorporación.

  2. Ofrecer tu tiempo — En tiempos de crisis, estrés y trauma, lo más importante que necesita cada joven y cada cuidador adulto es al menos una relación significativa y de confianza. La curación y la seguridad tienen lugar en el contexto de las relaciones. Utilice su papel para ayudar a los jóvenes y a las familias a mantenerse conectados, más, no menos que antes. Ayúdeles a determinar con quiénes de su círculo familiar o comunitario es más importante mantener o restablecer las conexiones. Ayúdeles a encontrar estrategias para mantener estas conexiones seguras y frecuentes. Compruébelo a menudo.

  3. Preguntar y escuchar — ¿Qué cree la familia que necesita para tener éxito? ¿Cuáles son sus preocupaciones? Asegúrese de preguntar sobre las necesidades y el papel de otros miembros de la familia, como los hermanos o los abuelos.

    Cuando pregunte, no se limite a escuchar las palabras que responden a sus preguntas, sino también el mensaje que hay detrás de las palabras y el lenguaje corporal. ¿Están temerosos? ¿Incertidumbre? Asegúreles que la ambigüedad es totalmente normal. Escuche, observe y refleje a la familia los puntos fuertes que ve, así como sus preocupaciones y los desencadenantes del trauma que prevén.

  4. Ofrecer un apoyo concreto y significativo — Haz una lluvia de ideas con los padres y el joven para prever cuál será el momento más difícil: ¿Tarde en la noche? ¿La hora de la comida? ¿Cuando algo desencadena una respuesta traumática? Discute y practica las opciones para manejarlo. Asegúrate siempre de que tanto el joven como el adulto tengan un plan de seguridad que incluya algunas herramientas de autocuidado en casa, en el momento, y al menos, una persona de confianza que no viva con ellos a la que puedan llamar para recibir apoyo. Ofrezca apoyo concreto y enseñe técnicas: tal vez haya una respiración específica, un diario, una salida artística o un ejercicio físico en el entorno de detención que el padre y el joven puedan utilizar con éxito en casa. Hable sobre cómo se utilizará el espacio y qué hará que todos estén más seguros. Hable de cómo manejar las expectativas de la escuela mientras le recuerda al cuidador que su relación con su hijo será más importante que los logros académicos en momentos como éste.

    Cuando ofrezca apoyo relacionado con la salud, la seguridad y la nutrición, no se limite a repartir una lista de referencias. Proporcione información, pero no abrume ni sobrecargue. A veces puede parecer que hay casi demasiados recursos, pero la realidad es que no todos son accesibles para todas las familias. Haga llamadas junto con los padres para presentarles la fuente de derivación. Ayude con el transporte, la traducción o el cuidado de los niños para que la familia pueda aprovechar los servicios necesarios. Las familias también pueden requerir documentación que confirme el regreso de su hijo para ayudarles a conseguir alimentos, vivienda u otras ayudas relacionadas con las necesidades básicas. Ayudar a las familias a navegar por los diferentes sistemas con los que tienen que relacionarse, como el de justicia juvenil, el de bienestar infantil y el de salud mental. A menudo recibirán información confusa o contradictoria o incluso requisitos de estos sistemas que requerirán paciencia, apoyo y defensa para resolverlos.

  5. Defender e invertir — Evitar que los jóvenes entren en sistemas como el de bienestar infantil y el de justicia, apoyar su regreso a casa con éxito y acabar con la puerta giratoria que les lleva de nuevo al sistema requiere tiempo, una defensa sostenida a nivel local, estatal y nacional e inversiones financieras sustanciales y continuas en la comunidad para ofrecer alternativas significativas y vías de éxito a cada joven y a cada familia. No tengas miedo de arriesgarte, de participar y de alzar la voz. Levántate y da la cara.

Las familias pueden cuidar con éxito a sus jóvenes en casa, pero hay mucho en juego y los retos son muchos. Un apoyo concreto y que responda al trauma, como se indica en este blog, puede marcar la diferencia.